El Fénix es un ave de la mitología griega que se consumía por acción del
fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas con toda su gloria.
Según el mito, el Ave Fénix poseía varios dones, la inmortalidad como premio a
su fidelidad al precepto divino; el conocimiento el cual transmitía a lo largo
de sus múltiples vidas, sirviendo de inspiración en sus trabajos a los
buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos; poseía el don del
canto incomparable; sus lágrimas curativas y su increíble fuerza.
Ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del
fuego, de la purificación y la inmortalidad. El Ave Fénix representaba el Sol,
así como la delicadeza, éste último, ya que vivía sólo del rocío sin lastimar a
ninguna criatura viviente.
El Fénix siempre ha sido inspiración para la humanidad, ya que, todos
tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo a pesar de las situaciones adversas
que se presentan a lo largo de la vida, porque poseemos la fortaleza espiritual
para hacerlo, es por ello que no en vano, el Ave Fénix es una de las imágenes
más tatuada en la piel tanto por hombres como mujeres, motivado a todo lo que
representa.
Si reflexionamos, sólo tenemos esta vida que hoy estamos disfrutando
para hacer de ella lo que realmente queremos, y cada nuevo día tenemos la
oportunidad de renacer con más fuerza para enfrentar las calamidades de
nuestros propios sentimientos y pensamientos, de las circunstancias que se nos
presentan y que muchas veces no son fáciles para afrontar, más sin embargo, al
final de cada una de ellas, serán con las que contaremos para poder adquirir el
conocimiento que necesitamos y continuar.
Los nuevos retos que asumimos a lo largo de la vida, nos generan cambios
en nuestra personalidad y en nuestra forma de ver y pensar, nos vuelven más
fuertes y tenaces, logramos adquirir nuevas experiencias porque cometemos
nuevos errores. Nuestro nivel de análisis se vuelve más intuitivo, aunado a un
uso del sentido común más asertivo. Cada avance que tenemos, cada reto, cada
objetivo alcanzado, cada prueba superada, cada pérdida, cada desacierto, cada
error cometido, cada emprendimiento, cada idea con su respectiva acción, cada
conocimiento nuevo adquirido, genera cambio en nosotros.
Cuando nos encontramos en una zona de confort, nos sentimos
equilibrados, confiados y seguros, pero como la vida se mantiene en un cambio
constante y no te pone en sobre aviso ante ello, sino sólo nos saca de la zona
de confort sin advertencia previa, entramos a veces en un abismo del cual nos
es difícil salir, llegamos a estar en el peor escenario y nos sentimos solos,
vacíos, tanto así, que a veces hasta lo que había de celestial también llega
apagarse lentamente, y sentimos que nuestra vida tiende a paralizarse, porque
deja de tener sentido.
Entonces, ponemos nuestra mente a deambular libre permitiendo entrar los
miedos, las dudas, la desconfianza, luchamos contra nuestro ego; y continuamos
cayendo en el abismo, hasta que sientes tanto cansancio que te dejas ir, a
punto de sentir que vas a morir porque no crees que puedes con tanto dolor,
tanta presión, tanta tristeza, tanto desespero y frustración. Pero cuando estas
apunto de apagarte, una chispa se enciende dentro de tu ser, y a pesar de
sentirte vacío, hay una luz que empieza a renacer para agarrar fuerzas y
comienzas a vivir de nuevo; todo comienza a recolocarse lentamente pero con más
ímpetu y agarre, piensas de forma distinta, eliminas todo aquello que te limita
y tu alma te demuestra que puedes enfrentar eso, aprendes de ese acontecimiento
y te prepara para nuevos avances. Ya tu mente aceptó el cambio y se adapta a
las nuevas circunstancias, en ese momento, es cuando renace tu Fénix interno
lentamente, curando tus heridas, proporcionándote conocimiento, sabiduría y fortaleza
para salir del abismo y poder continuar.
De allí nace la
Frase: “Nunca sabes que tan fuerte eres, hasta que ser fuerte se convierte en
tu única opción”.
Puedes encontrarte con tu Yo
Superior Interno, esa energía que mantenemos en la clandestinidad y que
todos poseemos y no le damos la importancia que tiene, es la que nos enseña
avanzar desde el plano terrenal al espiritual, siendo este último el más
importante. Fuimos, somos y seguiremos siendo creados por la energía universal
que lo conforma todo, conectemos con ella y nuestro modo de vivir y pensar se
transformará permitiéndonos ver lo que realmente somos y de donde realmente
provenimos. Mantengamos despierta nuestra mente para evocar esa energía que nos
renueva y nos enseña que no todo es como lo vemos a primera vista, que tenemos
el poder de transformar todo lo que nos rodea a la forma que realmente es,
reconectándonos con las personas y el mundo.
Espero te haya gustado y desees compartirlo con otros, nuestra consigna
es: Hacer el bien y sin saber a quién!